En 1850 da comienzo la segunda Revolución Industrial, la de las grandes producciones industriales con nuevos avances como fueron la utilización del petróleo, el gas y la electricidad como fuentes de energía. La industria de Cantabria, con un modelo muy similar al de otras comunidades, siempre ha participado en el desarrollo del país siendo capaz de sobreponerse a problemas como su orografía adversa y su pequeño tamaño territorial y poblacional.
La economía de la región ha cambiado mucho a lo largo de este tiempo, pasando de ser rural con base en trabajos agropecuarios, a una economía en la que el peso del comercio exterior, gracias al puerto de Santander, fue muy importante. Con el tiempo la industria creció y con las crisis de los años 70 del siglo XX comenzó un proceso, similar a las economías modernas a nivel mundial, en el que la actividad industrial dejó paso a una economía fundamentada en el sector servicios: la llamada terciarización económica.
Con todo, a pesar de las crisis, de los cambios económicos y sociales, Cantabria sigue siendo una comunidad industrial donde este sector supone casi un 21% del PIB, alcanzando unas cifras de ventas superiores a los 7.400 millones de euros anuales y con más del 40% de sus ventas destinadas a la exportación.
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