Esta muestra trata de reivindicar la capacidad artística de nuestros viejos pastores. Mediante la recuperación de una amplia colección de la mayor parte de sus enseres, se recrea el imaginario de un universo desaparecido a mediados del siglo XX: el modo de vida pastoril.
La voluntad de embellecer los objetos de uso cotidiano es una característica del arte pastoril, así encontramos útiles de la vida diaria ejecutados de forma primorosa: cucharas, morteros, ruecas, vasos, fiambreras, sellos de pan, cascapiñones, casteñuelas, etc. Hasta tal punto que llegarán en ocasiones a convertirse en objetos de cumplido compromiso social y regalos amorosos.
Este arte de marcado carácter portátil tuvo su taller-escuela en las dehesas extremeñas, ya que serán las milenarias rutas de trashumancia, que conectan norte y sur, las vías de circulación de estos objetos y de todo el bagaje que conllevan.
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