Una colección de intensa personalidad
Aunque las colecciones abarcan desde la Baja Edad Media hasta el siglo XX, carecen de toda pretensión enciclopédica. Dos grandes y muy singulares conjuntos, distintos en origen, función y naturaleza (de más de 3.000 piezas cada uno) componen los fondos del Museo.
La Edad de Oro de la escultura española
Por una parte, la colección histórica que dio origen al Museo, formada por escultura de tema religioso realizada durante los siglos XV a XVIII. Destaca por la calidad artística y la originalidad técnica, por su patetismo emocional en tanto que imágenes sagradas; y, finalmente, por su valor como documento de la vida espiritual, cultural y política de la España de la Era Moderna.
Las esculturas, talladas en madera y policromadas, ofrecen un amplio repertorio: figuras aisladas, relieves, sepulcros, sillerías y retablos así como un Belén napolitano con más de seiscientas figuras y accesorios. A ello se añaden los artesonados de madera, originales del edificio o adquiridos como piezas de colección.
Los artistas de referencia son grandes maestros activos en Castilla entre los siglos XVI y XVIII: Alejo de Vahía, Alonso Berruguete, Felipe Bigarny, Pompeo Leoni, Juan de Juni o Gregorio Fernández. A ellos empezaron a añadirse desde 1933 esculturas de distintas escuelas y talleres españoles, con obras de Pedro de Mena, Martinez Montañés, Alonso Cano, Carmona o Salzillo.
Las culturas de la copia
El segundo conjunto ha llegado al Museo recientemente, en 2011, tras haberse confiado al Museo la colección del Museo Nacional de Reproducciones Artísticas, fundado en 1877. Se trata de una colección que, por su calidad, abundancia y antigüedad, está valorada como una de las mejores de Europa.
En distintos soportes yesos y bronce, sobre todo, pero también litografías, pintura sobre barro, galvanoplastias o fotografía, ofrece un panorama de la evolución del gusto europeo, de los ideales de la tradición museística y de las técnicas de reproducción practicados desde milenios, pero ampliados en la era contemporánea, la de las grandes invenciones en la reproductibilidad técnica.
Contiene réplicas de esculturas y artes suntuarias de las grandes civilizaciones orientales, de la Antigüedad clásica, de la estatuaria española y europea medieval, renacentista, barroca y neoclásica, así como de conjuntos arquitectónicos de distintos periodos.
No solo escultura
A pesar de su especialización en la escultura, la presencia de la pintura en la colección es significativa, con obras de maestros como Pedro Berruguete, Jorge Inglés, Pedro Machuca, Antonio Moro, Rubens, Zurbarán, Ribalta o Luis Meléndez, que favorece una mejor comprensión de la cultura artística española.
Hay, además, interesantes ejemplares de artes aplicadas y mobiliario, propias de un período en el que las fronteras entre las Bellas Artes y las Artes aplicadas no estaban delimitadas.